Reflexiones de un becario
En su afán por brindarnos una vida mejor de la que teníamos bajo el régimen comunista en Vietnam, mi padre decidió abandonar el país con toda la familia. Irónicamente, terminamos en un gueto de Oakland, California. Mi colegio era uno de los peores del vecindario, plagado por la violencia, pobreza y un alto índice de deserción escolar.
Vivíamos en una calle muy transitada y los tiroteos era cosa de todas las noches.
Cursaba el penúltimo año de secundaria, cuando recibimos la visita de un grupo de rotarios. Hablaron del Instituto para Emprendedores que patrocinaba el Club Rotario de Oakland,…